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El país progresa en la implementación de energías renovables

En tres años se han invertido US$1,100 millones; aún hay desafíos, como resolver conflictos con varias comunidades, temas de financiamiento para proyectos y de intermitencia

República Dominicana ha registrado un importante avance en la implementación de proyectos de energías renovables no convencionales desde la promulgación de la Ley 57-07 en 2007. Si bien lo alcanzado no está al nivel de las expectativas creadas cuando el tema comenzó a abordarse en el pasado, y en correspondencia con lo que “se le vendió a la gente”, lo cierto es que se ha dado un paso adelante.

Esta legislación fijó la meta de que al menos el 25 % de la energía generada y consumida en el país provenga de fuentes renovables no convencionales, excluidas las grandes hidroeléctricas. Aunque inicialmente esta meta se rezagó durante algunos años, en los últimos tiempos, el país ha acelerado su progreso en este campo, al integrar alrededor de 11 proyectos de energía fotovoltaica, eólica y de biomasa, lo que casi triplica la capacidad de energía renovable no convencional en los últimos tres años.

Los datos oficiales indican que la capacidad de generación renovable ha aumentado significativamente, al pasar de 430 a 1,100 megavatios, lo que eleva la proporción de generación renovable de 7% a 14%. Además, la generación distribuida ha ganado terreno con una instalación de paneles solares que ha crecido de 80 megavatios en 2019 a 320 en la actualidad, incentivada por exenciones fiscales otorgadas a usuarios interesados. Actualmente, alrededor de 22 nuevos proyectos se encuentran en construcción avanzada, lo que coloca al país en la trayectoria de cumplir con la meta establecida para 2025 de alcanzar al menos el 25% de energía renovable no convencional, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE).

La implementación de estas energías ha atraído una inversión significativa, que contribuyó –de paso- a que el sector energético liderara el pasado año el flujo de inversión extranjera directa (IED), según números del Ministerio de Energía y Minas, sustentados a su vez en mediciones del Banco Central de República Dominicana (BCRD).

El ramo energía captó inversiones por 826.9 millones de dólares en el tercer trimestre de 2023. Aunque la Ley 57-07 se quedó rezagada por algún tiempo (cinco o seis años sin aplicación), a mediados de la gestión pasada se pudieron integrar 430 megavatios de energía renovable no convencional. Desde la CNE se autorizan las exenciones fiscales a los usuarios que deseen instalar paneles en sus hogares, en sus casas, en sus techos.

Cuando Edward Veras, director ejecutivo de la institución, aborda el tema con elCaribe y se refiere a los 22 proyectos en construcción avanzada, explica que la construcción de éstos tarda entre un año y año y medio. El más reciente dio el primer picazo hace 20 días en la Comunidad Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez, y es el primer parque que contará con almacenamiento.

¿Esos 22 proyectos corresponden a la misma cantidad de concesiones otorgadas en el país?, le pregunta este periódico al director Veras. La interrogante surge porque en gestiones pasadas, desde que la Ley comenzó a “caminar” se anunciaron otorgamientos de permisos y proyectos que nunca se materializaron. Y hubo momentos en los que autoridades anteriores a las de hoy en la CNE debieron revisar lo que ocurría.

Edward Veras, director ejecutivo de la CNE.

Una mirada de 2020 a la fecha

La gestión de Edward Veras ha otorgado 44 concesiones definitivas de proyectos renovables; las provisionales son más. Cuando son provisionales sólo autorizan a realizar estudios, análisis (de suelo, de viento, de impacto ambiental y demás). Las concesiones provisionales -como se trata de un recurso que no se va al mercado a comprar, sino que es un recurso que se debe medir-, muchas veces terminan no siendo definitivas, porque el recurso solar o de viento en la zona debe ser óptimo y si no lo es, los inversionistas terminan mudándose a otros sitios.

De las 44 concesiones otorgadas por la gestión de Edward Veras se han integrado once, 22 están en construcción avanzada y otras siete u ocho se encuentran buscando financiamiento. Posiblemente, menos de cuatro de la cantidad citada han tenido algún conflicto con la comunidad o de otra índole, y deben ir solventando ese tema en el tiempo.

Entre agosto de 2020 y 2023 se integraron US$1,100 millones en proyectos de energía renovable y se prevé que lleguen US$2,000 millones adicionales entre 2024 y 2025. La CNE asegura que ha eliminado la venta de papeles, porque en el pasado había mucha gente con documentos en las manos, firmados por el Poder Ejecutivo y por directores ejecutivos de la Comisión de Energía.

“Hoy hemos cambiado los papeles por paneles solares. Hoy tenemos empresas serias, como es Acciona, que tiene en sus manos siete proyectos en República Dominicana y acaba de construir uno en Baní y arrancó tres en La Romana y uno en Pedro Corto, San Juan de la Maguana. La empresa Ecoener, de trascendencia mundial, tiene seis proyectos; ya finalizó dos en el área de La Romana y construye dos aceleradamente en la zona de Cabrera, en la comunidad Payita”, informó Veras al periódico elCaribe.

Citó otras empresas, como Bas Corporation, empresa española, y otras firmas que aunque estuvieron un gran tiempo en República Dominicana en el pasado no pudieron conseguir las construcciones de ninguno de sus proyectos por las trabas burocráticas que existían.

Los datos ofrecidos a este diario indican que han terminado algunos proyectos; avanzan con otros en la zona de Guerra, finalizan el proyecto La Victoria en la comunidad que lleva el mismo nombre y tienen también a su cargo un proyecto en Azua que se ha visto rezagado por algún tema de conflicto con la comunidad, pero también avanzan en otros proyectos más pequeños de 10 megavatios que poseen en la zona de Baní.

Muchas empresas locales han dado impulso y “color” al sistema de generación eléctrica en República Dominicana. La CNE cita entre ellas a EGE Haina y AES, que aunque es norteamericana ya se ha convertido en una firma local con seis proyectos, cuatro de ellos ya construidos o avanzada su construcción y dos en caminos en la zona de Baní.

“Fíjate que eso que te indicaba, de que hemos cambiado los papeles por paneles tiene una base de sustentación. Habíamos encontrado aquí una gran cantidad de concesiones provisionales y le dimos caducidad y estamos a la espera de que algunos proyectos completen sus requisitos de obtención de financiamiento para que se concluyan”, resalta Veras, cuando este periódico acudió a la sede de la CNE en busca de información sobre el tema de las energías no convencionales.

¿Qué rol desempeñan los bancos?

Los datos obtenidos indican que las entidades de intermediación financiera, la banca local, están muy animadas y lo mismo ocurre con los fondos de inversión y la banca internacional.

Significa que se está manejando mucho dinero en energía renovable en la República Dominicana, atraídos los inversionistas por las facilidades desde el Estado, tanto con el proceso de concesiones, como de contrataciones de energía por parte de las empresas distribuidoras de electricidad (EDE).

Las cifras disponibles dejan ver que en el tramo comprendido entre enero y septiembre pasados, la IED en energía continuó el liderazgo exhibido en el primer semestre (enero-junio), cuando representó el 27 % del total de las inversiones, y el crecimiento en ese ramo ascendente a 826.9 millones de dólares, equivale al 24.46 % del total de IED en los primeros tres trimestres de 2023.

Desde el lado estatal se ha indicado que ese comportamiento es una señal de confianza en la actual gestión de gobierno y en la economía local, por parte de los inversores, Una vez el BCRD realice el cuadre numérico de 2023 completo, se estima que la IED en energía estaría tocando la vecindad de los US$1,000 millones.

“Eso te dice que hay muchos paneles, muchos inversores y muchos transformadores que están entrando y que se compran con dinero y con inversión. Este año 2024 vendrán muchos sistemas de almacenamiento, que es inversión, tanto local como extranjera”, estima Veras.

Las referencias de un estudio y la norma que obliga

¿Y cuál es el porcentaje de energía no convencional que puede aguantar el país; cuál es el máximo recomendado, especialmente tomando en cuenta la intermitencia de este tipo de energía?

En el año 2021 se realizó un estudio con los técnicos locales y ayuda de otros que colaboran; adicionalmente se tomaron referencias de elementos internacionales, como Puerto Rico y Hawái (al igual que República Dominicana son islas). Se tomó en cuenta que el sistema eléctrico local es pequeño, si se compara con países desarrollados y es un sistema aislado. La investigación llevó a establecer la obligatoriedad, para proyectos de gran tamaño, de contar con sistemas de almacenamiento.

A partir de marzo de 2023 se emitió una norma que establece puntualmente que los proyectos de más de 50 megavatios deben venir acompañados de almacenamiento de por lo menos cuatro horas para ser usados en horas de la noche y evitar así la intermitencia en tramos de tiempo determinados.

Es obligatorio tener esos sistemas o espacios de almacenamiento porque la energía solar solamente ocurre entre las 9:00 de la mañana y las 5:00 de la tarde de manera efectiva. Eso quiere decir que aunque se vea el sol “afuera” a las 7:00 de la mañana, ese sol no es tan efectivo como se requiere.

La reducción de la energía solar genera una gran inestabilidad en el suministro eléctrico, si no se tienen las previsiones. La CNE asegura que ha recibido un gran espaldarazo del sector empresarial y actualmente evalúa 15 proyectos en concesión provisional que cuentan con un 30 % o un 50 % de almacenamiento (a base de baterías de litio). Ya se otorgó la primera concesión definitiva y hay cinco proyectos que se evalúan para concesión definitiva.

La conclusión oficial que se tiene es que el empresariado está consciente de que las islas necesitan almacenamiento cuando trabajan con energía no convencional. Un dato que a veces se usa en contra es que contar con esa reserva es costoso. “Pero más caro es el combustible que se quema entre las siete y las doce de la noche, que no lo producimos nosotros y que hay que tomar divisas para comprarlos (…)”, advierte el director ejecutivo de la CNE.

Fuente: Periódico El Caribe

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